Hace algunos años que, en el entorno profesional dejamos de hablar de jefes para hablar de líderes. El primero se considera una figura de autoridad o poder, que ha adquirido connotaciones negativas debido a términos asociados a él: imposición, miedo, frialdad… Sin embargo, hablamos de un buen líder en el trabajo cuando esa persona encabeza a su equipo, pero sin abusar de su autoridad y potenciando las sinergias dentro del grupo.

Está claro que usar el término líder en un entorno de trabajo proporciona más tranquilidad que la palabra jefe. Pero no basta con autoproclamarse uno, hay una serie de características, habilidades y tipos que distinguen el verdadero liderazgo del que no lo es.

Líder en el trabajo, el camino a la realización profesional

Convertirse de jefe a líder no es una tarea imposible. Pero sí es compleja. Hay muchos factores externos a nosotros que nos condicionan el cambio. Y muchos de ellos se deben al sitio donde empezamos a trabajar. Las empresas innovadoras, sostenibles y multiculturales tienen más probabilidades de éxito convirtiendo a sus jefes en líderes que las tradicionales.

Una compañía abierta a las preocupaciones del mundo actual como son el cambio climático, las energías renovables y la inclusión de todos los grupos sociales favorece el carácter flexible e intuitivo que demuestran las personas con liderazgo. ¿Qué otras características deben tener un buen líder en el trabajo?

Personas, ideas, gestión creativa

Los líderes en el entorno profesional siempre cuestionan lo que han aprendido hasta el momento. No hay un techo en el conocimiento que pueden adquirir de un área determinada, y por eso miran como iguales al resto de sus compañeros: de todos se puede aprender. Esto incluye también el autoaprendizaje: en palabras de Nelson Mandela, “es imposible liderar a otros si no aprendemos a liderarnos a nosotros mismos”.

Este análisis propio potencia su optimismo y entusiasmo, muchas veces contagioso, y su visión de dónde le gustaría estar. De hecho esta es su característica más visible, pues los líderes de un equipo de trabajo son capaces de inspirar a través de su experiencia.

Les importan las personas, sus ideas y su potencial para desarrollarlas. Un buen líder dedica tiempo a conocer a su equipo de trabajo, y es que les motivan los logros y triunfos de los integrantes de este.

Entre las cualidades más importantes de un buen líder se encuentran: aprender a repartir tareas (delegar según aptitudes), buena comunicación, tolerancia ante los errores (propios y ajenos), y crecimiento (personal y profesional) en todo lo que hace.

Tipos de líder en el entorno de trabajo

Ya te hemos hablado anteriormente del líder de nivel 5, con una visión global de lo que hace respecto a los resultados de su empresa. En este artículo vamos a centrarnos en los cinco tipos de liderazgo que la psicología suele contemplar.

  • Laissez-faire. Suelen no intervenir habitualmente y dejan que las personas de un equipo hagan lo que mejor saben hacer, sin restricciones formales. Se basa en el pensamiento de que los empleados ya tienen experiencia y motivación profesional suficiente, cumpliendo con sus deberes sin supervisión. La mejora de la creatividad es su mayor ventaja, pero puede convertirse en una falta de control y generar ineficiencia.
  • Autocrático. El líder concentra el poder y toma decisiones por su cuenta, una gran ventaja cuando el ritmo de trabajo es más frenético, consiguiendo aumentar la productividad. Es especialmente efectiva en empleados en prácticas o con poca experiencia. Entre sus desventajas se incluye que no tiene tanto en cuenta la opinión de otros profesionales, impidiendo la generación de sinergias.
  • Democrático. También llamado líderazgo participativo, se dialogan todas las opciones y posibilidades, aunque la decisión final está en manos del líder. La ventaja destacable de este tipo de liderazgo es que se incluye a todo el equipo, fomentando la integración, pero puede alargar los procesos y pueden surgir opiniones que enfrenten y dividan al grupo.
  • Lo que más destaca de este liderazgo es que está orientado a objetivos. La motivación se gestiona a través de un sistema de recompensas, generalmente materiales. Este también es uno de sus puntos débiles, ya que al ser tan racionales dejan de lado el carácter emocional de un buen supervisor.
  • El líder que más logra transmitir su proceso de cambio al equipo. Su capacidad comunicativa les permite potenciar las expectativas y percepciones de su entorno. A diferencia del anterior, una de las desventajas de este tipo de liderazgo es centrarse mayormente en la inteligencia emocional, dejando de lado los aspectos más racionales.

El líder que todos deberíamos ser

¿Cuál es el mejor tipo de líder? La respuesta es ninguno, y a la vez todos. Habrá situaciones profesionales en las cuales tengas que ser más autoritario y centrarte en objetivos y recompensas materiales. Pero habrá otras donde tus dotes de comunicación y tu capacidad de motivar al resto de personas sea la clave de éxito.

Lo que queremos decir es que para ser un excelente líder en el trabajo hay que ser flexible, con cambios desde la organización de la empresa, pero también internos al equipo. ¿Cómo se gana esta capacidad de adaptación? Con años de experiencia, de gestión de equipos y de desarrollo de tus habilidades profesionales.

Fuentes: El País, Estar donde estés, Psicología Y Mente, El Español

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